El ser humano puede conseguir pasar 3 semanas sin comer, 3 días sin beber y hasta 3 minutos sin respirar… pero ni 3 segundos sin pensar. Los pensamientos son incluso un aspecto central en nuestro mundo emocional.
Todos tenemos más o menos claro que nuestras emociones pueden condicionar nuestros pensamientos. Pero también debemos ser conscientes de que lo que pensamos sobre nosotros mismos y la manera en que interpretamos los que ocurre a nuestro alrededor afecta directamente a nuestras emociones, nuestra autoconciencia y nuestra manera de relacionarnos con el mundo que nos rodea.
Por lo tanto, es esencial trabajar en nuestros patrones de pensamiento para mejorar nuestra salud mental y emocional. En consulta, la terapia cognitiva nos proporcionan herramientas y estrategias efectivas para alcanzar estos objetivos.
¿Qué es un pensamiento?
Cuando hablamos de pensamientos, nos referimos a procesos mentales abstractos, tanto voluntarios como involuntarios, a través de los cuales desarrollamos ideas acerca de nuestro entorno, otras personas o incluso sobre nosotros mismos. Los pensamientos pueden ser vistos como ideas, recuerdos y creencias que están en constante movimiento y relacionándose entre sí. Lo que debe estar claro es que nuestros patrones de pensamiento son fundamentales para nuestra percepción del mundo y cómo interactuamos con él.
Conviene entender la relación entre nuestro lenguaje, nuestros procesos mentales y nuestras emociones. Nuestra percepción de la realidad no es objetiva, sino que está influenciada por nuestra propia interpretación subjetiva.
De acuerdo con la terapia cognitiva, la forma en que interpretamos los acontecimientos puede influir en nuestro bienestar emocional y mental. Nuestro mapa mental personal, construido a partir de nuestra experiencia, conocimientos, prejuicios y vivencias, es el filtro a través del cual interpretamos lo que sucede en nuestro entorno y, por lo tanto, sentimos.
La técnica de la reestructuración cognitiva, herramienta utilizada en la terapia cognitiva, nos ayuda a identificar nuestros pensamientos automáticos y creencias irracionales que pueden ser activados por ciertas situaciones y, en su lugar, reemplazarlos por pensamientos más adaptativos y acordes con la realidad. Puede ayudarnos a cambiar patrones de pensamiento negativos y a reducir nuestros niveles de ansiedad y estrés, mejorando así nuestra calidad de vida.
La adicción al pensamiento.
La adicción al pensamiento es una situación a la que se enfrentan muchas personas. Se trata de ciclos interminables de repeticiones, recuerdos o proyecciones que pueden llegar a provocar ansiedad, miedo, tristeza o frustración.
En muchos casos se trata de pensamientos irracionales: ideas exageradas y llevadas al extremo, que no admiten matices ni discusión. Suelen expresarse en forma de obligación, como «tengo que conseguir esto», «el mundo debe ser así» o «me tienen que tratar de determinada manera», lo que puede llevar a sentimientos de fracaso o frustración si no se cumplen estas expectativas irreales.
Esta canción del cantante madrileño Josele Santiago habla sobre la saturación de pensamiento y de cómo pensar de sobremanera no conduce a nada.
Pensando
Puedes acabar
Apúntalo, chaval
Pensando no se llega a na
Pensando
Te puede pasar
Pensando en pensar
Así es cómo quieres terminar
Cuidado
Pensando
Ni es vida ni es na
Lo necesitarás
Solo para no sentirte mal
Pensando
Nadie te querrá
Nada importará
Nunca volverás a ser igual
Ten cuidao o acabarás
Anulao, pensando y pensando mal
Cuidado, avisao estás
Espantao te encontrarás
Despechao de ver que no hay vuelta atrás
Pensando en cómo no pensar
Cuidado
Pensando
Desaparecerán
Tu familia, tu hogar
Tus amigos y tu integridad
Pensar no te lleva a na
No lleva a na
Pensando no se llega a na
No lleva a na
Pensando no se llega a na
Por otro lado, como afirma el psicólogo y profesor de la Universidad de Murcia Pedro Jara en su libro “Adicción al pensamiento”, el miedo a la incertidumbre y a lo desconocido generan un pensamiento robotizado y poco consciente, que proporciona una falsa y caduca sensación de seguridad . Todos somos propensos a este tipo de pensamiento, ya que la certeza nos da una sensación de control y estabilidad en nuestras vidas.
Sin embargo, a largo plazo, este tipo de pensamiento es perjudicial para nuestra salud mental y emocional. El aferrarnos a lo conocido y evitar la incertidumbre limitará nuestras experiencias y oportunidades, impidiéndonos crecer y desarrollarnos como individuos. Además, puede generar una sensación de ansiedad y estrés cuando se enfrentan situaciones nuevas e inesperadas.
Por lo tanto, es importante ser conscientes de nuestros patrones de pensamiento y estar abiertos a la posibilidad de lo desconocido y lo incierto. Aprender a aceptar y abrazar la incertidumbre puede ayudarnos a crecer y desarrollarnos de manera más saludable y efectiva en nuestra vida diaria. La terapia cognitiva es una herramienta muy útil para trabajar en nuestra relación con la incertidumbre y desarrollar un pensamiento más adaptativo y consciente.
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