Un proceso de duelo es una reacción adaptativa, natural y esperable ante una experiencia dolorosa, y a veces traumática, como es la pérdida de un trabajo, una ruptura sentimental o más comúnmente ante el fallecimiento de un ser querido. Suele incluir una mezcla de reacciones como son el dolor emocional, sensación de desconcierto, impotencia ante lo desconocido o incluso un sentimiento de injusticia.
Aunque se trata de un acontecimiento vital y estresante de primera magnitud, que puede provocar una serie de reacciones físicas, emocionales y conductuales, el duelo no es en sí mismo un trastorno. No obstante, si interfiere en exceso en nuestro día a día, o se prolonga demasiado en el tiempo, puede significar que estemos ante un caso de duelo patológico. El DSM (Manual de Criterios Diagnósticos) lo denomina duelo complejo persistente y lo incluye entre los problemas que necesitan más investigación. O también, según la denominación clínica del último borrador de la revisión del DSM (DSM-5-TR) podemos encontrarnos ante un duelo prolongado.
Aunque debemos tener en cuenta que el duelo es un proceso único, dinámico y cambiante, cuya forma de presentación varía entre personas, familias, sociedades y culturas, es necesario saber distinguir cuándo se está atravesando un duelo normal o un duelo patológico. Si con el paso del tiempo no se logra alcanzar una fase de superación y aceptación, o se desarrollan síntomas de ansiedad o depresión, es necesario contar con ayuda profesional cualificada. La ayuda profesional en terapia puede ser la solución para identificar y corregir el daño que la pérdida ha provocado en la persona, así como el conjunto de síntomas que están relacionados con el duelo.
¿Cómo identificar un duelo patológico?
La vivencia de cada pérdida es única y depende de multitud de factores. Cualquier duelo puede ir acompañado de síntomas parecidos a los de un trastorno de ansiedad o depresión (tristeza, problemas para dormir, cambios en el apetito, dificultades de concentración, pérdida de memoria, cansancio, etc.). Sin embargo, si los síntomas no desaparecen con el paso del tiempo, se intensifican o repercuten de forma negativa en la calidad de vida de la persona afectada, es probable que se estemos ante un caso de duelo patológico.
Aunque conviene relativizar el criterio temporal, ya que cada persona experimenta el duelo de forma individualizada y diferenciada, en el caso de un fallecimiento podríamos hablar de duelo patológico si han transcurrido al menos 12 meses desde la pérdida del ser querido y no se han atenuando el sufrimiento emocional o la ansiedad.
Cuando el duelo desborda a la persona, es causa de conductas alteradas o de evitación, se hace necesario acudir a terapia psicológica para paliar el sufrimiento y comprender el funcionamiento y la evolución del duelo, entre otras cosas. La terapia no tendrá como objetivo olvidar a la persona fallecida, sino adaptarse a la pérdida respetando el ritmo personal de cada paciente.
La patologización y medicalización del sufrimiento psíquico. La terapia como solución ante el duelo patológico.
Cada persona vive un duelo diferente y, por lo tanto, será necesario adaptar la intervención o el asesoramiento a las características y necesidades de cada caso concreto. También hay que tener en cuenta que dependiendo de la naturaleza de la pérdida el duelo será distinto. Por ejemplo, si el duelo ha sido producido por el fallecimiento de un ser querido hay más probabilidades de que se desarrolle un duelo patológico.
Con la llegada de la Pandemia del Covid-19, sobre todo en los primeros meses ante la incertidumbre y el desconocimiento de las características del virus, se dispararon los duelos no resueltos ante la imposibilidad de los familiares de poder despedirse de sus seres queridos, ante el riesgo que suponía una infección y la propagación del virus.
Según el INE (Instituto Nacional de Estadística) el incremento de fallecidos semanales en plena cuarentena a causa de la pandemia en España llegó a ser hasta un 20% superior a años previos.
El sufrimiento psíquico que supone el anhelo por la pérdida de un ser querido ha disparado el consumo de fármacos y la medicalización del sufrimiento psíquico ante una de las leyes naturales de la vida: la muerte.
Esto es motivo de polémica, ya que un sector de profesionales de la salud mental nos mantenemos críticos y preocupados ante la evolución de una sociedad cada vez más medicalizada con la consecuencia de encontrarnos ante un umbral de sufrimiento cambiante con tendencia decreciente.
En un caso de duelo prolongado, buscar ayuda profesional podría evitar depresiones futuras. La terapia psicológica se encargará de eliminar o reducir las distintas variables y síntomas que están originando o manteniendo los problemas derivados del duelo patológico y, por otro lado, de generar y potenciar las habilidades necesarias para adaptarse y superar la pérdida. Es similar a las técnicas de psicoterapia utilizadas para la depresión y para el trastorno de estrés postraumático, pero específico para el duelo patológico.
En el caso de que sospeches que puedes estar pasando por un duelo complicado o patológico te recomendamos que te pongas en contacto con ayuda profesional. Cuanto antes lo hagas, más cercana tendrás tu recuperación.
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