Cuando hablamos de trastornos del estado del ánimo, también conocidos como trastornos afectivos o emocionales, nos estamos refiriendo varios tipos de patologías que generan un malestar significativo y disfunción en áreas significativas de la vida cotidiana de una persona. Están caracterizados por la existencia de alteraciones emocionales, consistentes en periodos prolongados de tristeza excesiva (depresión), de exaltación o euforia excesivas (manía), o de ambos.
El impacto que la Pandemia del Covid-19 ha producido sobre la población se ha traducido en un aumento de problemas vinculados con el estado de ánimo. Pero es importante distinguir un trastorno mental de las adversidades del contexto, ya que la naturaleza del ser humano está ligada al sufrimiento.
Si dibujamos una línea, donde la depresión y la manía representan los dos polos o extremos, cada tipo de trastorno del estado del ánimo se puede localizar a partir del punto en que se encuentre y la constancia en que se mantenga en uno de estos estados. Los casos que tienen un estado anímico más bajo y prolongado son los que sufren trastornos como la disforia y la depresión. Por el contrario, los que se encuentran y mantienen en el extremo opuesto padecen trastornos de tipo hipomaníacos o maníacos, según el grado de euforia. Incluso pueden no mantenerse en ningún punto e ir cambiando de un extremo al otro de esta línea, es lo que se define como trastorno bipolar.
Por lo tanto, los trastornos del estado del ánimo engloban un conjunto de alteraciones psíquicas vinculadas a estados de ánimo que se suelen presentar de forma extrema y patológica. Al tener en común que interfieren de forma muy significativa en la funcionalidad de la persona, con un profundo sufrimiento, deteriorando la autoestima, la manera de interpretar el mundo y las situaciones, resulta necesario contar con ayuda terapéutica profesional lo antes posible. Un abordaje y diagnóstico temprano resulta vital en este tipo de trastornos, ya que evitará que los síntomas se intensifiquen o que la recurrencia de sus episodios se incremente.
Tipos de trastornos del estado de ánimo.
Según uno de los principales manuales de referencia, el DSM-5, los trastornos del estado de ánimo se clasifican en dos grandes grupos:
- Trastornos depresivos: se caracterizan por una tristeza de una intensidad o un duración suficiente como para interferir en la funcionalidad y, en ocasiones, por una disminución del interés o del placer despertado por las actividades. Se desconoce la causa exacta, pero probablemente tiene que ver con la herencia, cambios en las concentraciones de neurotransmisores, una alteración en la función neuroendocrina y factores psicosociales. Los más habituales trastornos de este tipo son el trastorno depresivo mayor, a menudo denominado depresión, y el trastorno depresivo persistente, conocido como distimia.
- Trastornos bipolares: se caracterizan por episodios de manía y depresión. Pueden alternar aunque en muchos casos predomina uno sobre el otro. La manía o fase de exaltación suele manifestarse a través de un ánimo expansivo o irritable, euforia, sentimientos de grandiosidad, etc. En la depresión o fase de hipomanía predomina la tristeza, la inhibición y fatiga o falta de energía. Existen varios tipos de trastorno bipolar, fundamentalmente dependiendo de si las fases de euforia son muy intensas o más leves. También dependerá de la duración de los síntomas y del tiempo transcurrido entre fases.
Complicaciones de los trastornos del estado de ánimo.
En un trastorno del estado de ánimo, la sensación persistente de inutilidad, pérdida de interés por el mundo y falta de esperanza en el futuro pueden modificar negativamente la funcionalidad del sujeto. Tanto es así que el riesgo de suicidio a lo largo de la vida en personas que tienen un trastorno depresivo es del 2 a 15%, dependiendo de la intensidad del trastorno.
El incremento de medicación contra este tipo de problemas en los últimos tiempos se ha convertido en un escollo complicado, ya que supone un parche, pero no se acude al origen del problema. Actualmente, el 30% de estudiantes universitarios norteamericanos consume fármacos. El ser humano ha sobrevivido millones de años ante la adversidad, motivo para creer que la supervivencia y la resiliencia psicológica es posible en estos tiempos convulsos.
Por lo tanto, ante la sospecha de la existencia de un trastorno del estado de ánimo es imprescindible acudir lo más pronto posible a terapia psicológica. Cuanto antes se haga, más temprano se conseguirá la recuperación y se evitarán posibles riesgos.
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