¿Sabías qué la adicción a los videojuegos, tanto online como offline, está incluida en la Clasificación Internacional de Enfermedades (ICD-11) de la Organización Mundial de la Salud (OMS) como un trastorno clínicamente significativo y reconocible?
Estamos ante una de las nuevas adicciones y dependencias del siglo XXI, que fundamentalmente están relacionadas con las nuevas tecnologías. Y es que este mundo digital globalizado en el que actualmente vivimos parece ser la causa del enorme incremento de las denominadas adicciones conductuales.
Nos referimos a un tipo de adicciones que se crea en torno a determinados comportamientos o impulsos. Se caracterizan por un intenso deseo y una necesidad irresistible de realizar determinadas actividades, acompañadas por la incapacidad para autocontrolarse. Aunque no están relacionadas a sustancias, tienen un funcionamiento, evolución y fases muy parecidas.
Internet, los smartphones, las redes sociales, las Apps… llegaron a nuestras vidas para facilitarnos el día a día, darnos información o entretenernos. Sin embargo, han establecido ciertos hábitos de conducta, aparentemente inofensivos, que en ocasiones se convierten en adictivos e interfieren gravemente en la vida familiar, laboral y social de un individuo. Veamos algunos ejemplos:
Nomofobia: adicción al teléfono móvil.
En la actualidad, el uso del teléfono móvil se ha extendido a muchas otras áreas de nuestra vida, provocando que un uso prolongado se haya normalizado. La nomofobia es un miedo irracional e incontrolable a estar sin teléfono móvil, en sitios sin cobertura o a que se agote la batería del dispositivo. Es un trastorno cada vez más frecuente en nuestra sociedad, que provoca dependencia, ansiedad, angustia y malestar en las personas que lo padecen.
Adicción a las redes sociales.
Instagram, Twitter, Facebook, WhatsApp y otras redes sociales han transformado nuestra manera de relacionarnos y comunicarnos. Incluso se han convertido en una parte fundamental en la vida de muchas personas. Su disponibilidad, sencillez e inmediatez son las claves de su tremendo éxito, pero su uso excesivo puede tener un impacto negativo en nuestra salud mental y emocional. Las personas adictas a las redes sociales tienden a comparar continuamente su vida con la de los demás y a menudo se sienten aburridas, infelices y vacías.
Tanto es así que varios estudios han demostrado que las redes sociales contribuyen a un aumento del estrés, la ansiedad y la sensación de soledad. Incluso se han vinculado con problemas de baja autoestima, sintomatología depresiva y falta de habilidades sociales.
Además se relacionan directamente con trastornos psicológicos como la mitomanía (falsear la realidad como vía de escape para obtener aprobación o admiración), la obsesión por la dieta o permarexia (conducta de riesgo que, si no se detecta, puede llevar a trastornos alimentarios graves como la anorexia o la bulimia) o la vigorexia (trastorno asociado a la adicción al ejercicio físico y a su práctica de forma compulsiva).
Adicción al juego online.
El anonimato que brinda Internet ha sido uno de los principales factores que han hecho que la adicción al juego haya aumentado significativamente en los últimos años. Se puede jugar desde cualquier lugar y en cualquier momento, sin exponerse públicamente.
La adicción al juego online tiene consecuencias similares a las del juego offline, como problemas económicos, sociales, legales, de salud mental, laborales y académicos. Sin embargo, tiene características distintivas que lo hacen especialmente peligroso. Afecta a personas más jóvenes, incluso menores, debido a que tienen un posible acceso a videojuegos online, casinos online, apuestas deportivas online… desde una edad temprana. Además, es más adictivo que el juego tradicional, ya que está diseñado para mantener al jugador involucrado y ofrecer gratificaciones inmediatas.
Si conocemos alguien que pueda tener cualquier tipo de adicción, o pensamos que somos nosotros los que tenemos este problema, es importante pedir ayuda psicológica a un terapeuta especializado lo antes posible. Debemos ser conscientes de que cuanto antes se cuente con ayuda profesional, más cercana se tendrá la recuperación.
La terapia ha demostrado una enorme eficacia para tratar cualquier tipo de adicción utilizando distintos enfoques de intervención psicológica, como por ejemplo las terapias de corte cognitivo-conductual o el abordaje EMDR.
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