¿Sientes una gran preocupación si te has dejado el cargador de tu teléfono móvil olvidado en casa o si estás en un lugar sin cobertura? ¿Tienes continuamente la necesidad comprobar si te ha llegado algún nuevo WhatsApp o mensaje a las redes sociales? ¿Es el móvil lo último que ves antes de dormir y lo primero que revisas al levantarte? ¿Lo utilizas incluso cuando vas al baño?
El teléfono móvil ha dejado de ser simplemente un medio para comunicarnos con nuestra familia y amigos para convertirse en una herramienta multifuncional que utilizamos para informarnos, consultar noticias, redes sociales, hacer compras, como pasatiempo… Incluso se ha vuelto fundamental en nuestro trabajo y muchos han encontrado en él el medio perfecto para encontrar pareja. En definitiva, hemos normalizado su uso ante cualquier tipo de situación. Este hecho dificulta la toma de conciencia respecto al elevado tiempo que lo usamos y la dependencia que nos está generando con los consecuentes riesgos para la salud mental que conlleva.
Somos muchos los que, aún sin darnos cuenta, tenemos la necesidad de estar constantemente vinculados a este dispositivo. Esta adicción al móvil se conoce como nomofobia, un término de origen anglosajón “No-Mobile-phobia” que surgió al realizarse un estudio destinado a valorar la ansiedad que padecían los usuarios de teléfonos móviles del Reino Unido. Se trata de un nuevo trastorno psicológico que se caracteriza por el miedo irracional y sentimientos intensos de incomodidad o angustia por no poder usar el móvil o no tener cobertura o conexión a Internet.
Síntomas de la adicción al móvil o nomofobia.
Aunque no existen criterios diagnósticos oficiales ni en la última edición del Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders (DSM-V) ni en la última actualización de la International Statistical Classification of Diseases and Related Health, este miedo desproporcionado a no tener el teléfono a mano tiene importantes repercusiones en el funcionamiento diario de las personas.
La adicción al móvil tiene una dinámica muy similar a otras adicciones comportamentales (o sin sustancias) como el juego patológico, las compras compulsivas, el consumo de pornografía y la adicción al sexo. Tanto es así que puede generar efectos negativos similares:
- Limita el desarrollo de relaciones sociales y aumenta el aislamiento social.
- Síntomas de abstinencia y deseo compulsivo e irracional de usar el móvil cuando no es posible.
- Estados constantes de hiperactividad con dificultades para concentrarse y realizar tareas.
- Insomnio o reducción de las horas de sueño.
- Puede provocar asumir conductas de riesgo, como atender el móvil mientras se conduce.
La nomofobia puede provocar un menor rendimiento laboral/escolar, estrés, ansiedad, disminución de la autoestima, dolores corporales, aislamiento social, etc. Por ese motivo para cuidar nuestra salud mental es fundamental conocer la existencia de esta nueva adicción, así como la sintomatología característica, pudiendo de ese modo identificarlo de forma precoz y actuar lo antes posible.
Los niños y adolescentes, que han nacido conectados y rodeados de pantallas, son el colectivo que más preocupa. Cerca del 87% de los niños de 10 a los 15 ya tienen un teléfono inteligente y diversos estudios demuestran que muchos de ellos desarrollan conductas ansiosas cuando no pueden usarlo.
¿Cómo se puede evitar la adicción al móvil?
La hiperconectividad a la que nos estamos acostumbrando y que las redes sociales y aplicaciones estén diseñadas para fidelizar y retener al usuario, hacen más fácil que creemos hábitos que derivan en una dependencia al teléfono móvil. Y esto no solo les ocurre a los más jóvenes, ya que muchos adultos ponen como excusa para no separarse del móvil que es imprescindible para su trabajo y relaciones sociales o familiares. En un estudio en el que participa la Universidad Complutense de Madrid una de cada veinte personas ya sufre adicción al móvil. Este problema afecta más a jóvenes desde los 16 años, pero también alcanza a poblaciones adultas de hasta los 45 años.
Quitar las notificaciones y tenerlo en silencio es una buena recomendación para ir robándole protagonismo al móvil. También podemos silenciarlo durante algunos periodos y desinstalar aplicaciones que consumen excesivamente nuestro tiempo aunque no nos aportan nada. También quizá sea buena idea no usar el móvil antes de irnos a dormir o nada más levantarnos. Según una investigación de la Universidad de Connecticut la luz que emiten los dispositivos móviles afecta a los ritmos circadianos, el reloj biológico humano que regula las funciones fisiológicas del organismo permitiendo un descanso placentero. Según este estudio el 95% de los estadounidenses hace uso de las pantallas antes de dormir.
¿Crees que no serás capaz de seguir estas recomendaciones? ¿Notas que cada día dedicas más tiempo al móvil? ¿Está influyendo en tus relaciones? Si necesitas más consejos, tienes alguna pregunta o duda o crees que necesitas ayuda profesional puedes ponerte en contacto con nosotros a través del siguiente formulario:
Referencia bibliográfica: José De Sola, Hernán Talledo, Gabriel Rubio y Fernando Rodríguez de Fonseca. “Psychological Factors and Alcohol Use in Problematic Mobile Phone Use in the Spanish Population”. Frontiers in Psychiatry. Vol. 8. Art. 11. Febrero de 2017. DOI: 10.3389/fpsyt.2017.00011