Garnelo Psicología

Atreverse a odiar. Un antídoto contra el narcisismo

Son muchas las personas que llegan a consulta y que sufren o han sufrido acoso a lo largo de su vida. Víctimas del desprecio, la pasividad, la manipulación, el chantaje emocional, la comunicación paradójica, el juicio permanente, etc… y es que hay muchas formas de violencia que no se ven. La culpa, la vergüenza, la incapacidad, la frustración o el miedo son emociones que normalmente acompañan estos procesos. En este sentido, no tener buenos sentimientos hacia alguien que nos ha dañado no implica ser un perverso. Aprender a odiar, tomar distancia y renunciar a la manipulación se nos presentan como una fórmula contra el narcisismo.

El Psicoanalista Jean-Charles Bouchoux publicó en 2012 un interesante y completo análisis al respecto de un tipo de trastorno denominado Perversión Narcisista. Según el autor, tenemos que hablar de la incapacidad del perverso narcisista de superar la angustia de la pérdida y la realización de un duelo imposible para él. La mayoría de personas tenemos dificultades para aceptar y superar las pérdidas, ya que son algo propio de nuestra evolución, pero el perverso narcisista no podrá soportar la ausencia de la víctima. Así, sólo cuando la víctima esté ausente, podrá comprobar su existencia.

En la evolución de nuestra infancia, atravesamos diversas fases psicológicas vinculadas al desarrollo: separación del otro, encuentro con nuestra propia imagen,… Esto marcará en gran parte la construcción de una personalidad neurótica o psicótica, con marcados componentes narcisistas y perversos, o bien, correctamente estructurada si la figura de la madre permite la separación como base de superación de las primeras frustraciones, y la del padre no es rígida o excesivamente ausente.

Cuando hablamos del perverso narcisista, entendemos que ese niño, ya adulto, no ha podido desarrollar de forma óptima esas etapas y así nacer a su imagen.  Avanza en su desarrollo, atrapado en ciertas fases de su evolución utilizando al otro como espejo de quien recibe reflejos mejores de los que proyecta, esperando escapar de la psicosis que asoma y llenando un vacío en su persona.

Si tenemos en cuenta la teoría del Apego de John Bowlby, los trastornos emocionales nacen de un déficit de seguridad, cariño y atención en la infancia. Según este psiquiatra británico el apego es un proceso biológico básico y universal que tiene una función evolutiva crucial en la supervivencia de los seres humanos, ya que afecta a su desarrollo emocional y social. Según algunos de sus estudios, los niños están programados biológicamente para buscar la proximidad y el contacto con sus cuidadores.

Existen tres tipos de apego:

– Apego seguro el niño siente que está protegido y amado por sus cuidadores, lo que le da la confianza para separarse sin preocupaciones, ya que sabe que regresarán.

– Apego evitativo se da cuando el niño ha asumido que no puede contar con sus cuidadores, lo cual le provoca sufrimiento y conductas de distanciamiento.

– Apego ansioso-ambivalente el niño no confía en sus cuidadores y tiene una sensación constante de inseguridad, de que a veces están y otras veces no están.

Apego desorganizado es una mezcla entre el apego ansioso y el evitativo, en el que el niño presenta comportamientos contradictorios.

Mary Ainsworth, psicoanalista estadounidense, continuó el trabajo de Bowlby y estudió cómo se manifestaba el apego infantil en situaciones de separación y reunión en una serie de experimentos conocidos como la «Situación Extraña«.

NARCISISMO, PERVERSIÓN Y APARATO PSÍQUICO.

Vayamos a la base etimológica. Dice Jean-Charles Bouchoux que el concepto de Perverso Narcisista se subdivide en dos términos que poseen distintas procedencias y significados, aunque también determinadas similitudes.  El nacimiento del concepto “Narcisismo” podemos encontrarlo en la mitología griega. Concretamente en el personaje Narciso, quien fruto de una violación, se enamora de la ninfa Eco.

Ésta muere antes de que hayan podido declararse su amor, por lo que Narciso dirige su amor hacia sí mismo y toma la costumbre de admirar su imagen en las aguas de un lago, hasta que un día cae y se ahoga en el mismo. En ese lugar crecerá una flor llamada Narciso.

El narcisismo es el amor que nos profesamos a nosotros mismos, la idea que tenemos de nosotros y de cómo nos perciben los demás.

«Narciso» del pintor italiano Caravaggio

La etimología del término “perversión” corresponde al latín per vertrae y significa invertir, cambiar de sentido.  Cabe distinguir entre Perversión Sexual y Perversión Narcisista, donde en referencia al primer término, y en el ejemplo de una citación en los albores de una relación, el sujeto acude a la cita, consuma y desaparece. Mientras que en lo referente al segundo concepto, el sujeto seduce, pero no aparece en las citas, aunque envía aun tercero para constatar que las citas han acudido. Se muestra aquí, en el envío de esta tercera persona, el narcisismo como defensa de la angustia provocada por la idea que tienen de su propio poder.

Señal en Osaka, Japón, avisando de pervertidos en la zona.

La procedencia y este significado cobran sentido al vincularlo al término psicoanalítico expuesto por Freud: Pulsión, cuyo significado es el de una energía que hace que el organismo tienda hacia un objetivo. Para Freud, la Pulsión se organiza en tres polos: Origen, objetivo y objeto.

El origen sería el deseo somático, el surgimiento de la necesidad. El objetivo sería el deseo elaborado por el psiquismo. El deseo a alcanzar. Y por último, el objeto sería la cosa gracias a la cual saciaremos nuestra necesidad. Sigmund Freud creó el concepto de Aparato Psíquico para subrayar la capacidad que tiene la mente humana (Aparato) de transmitir y transformar la energía psíquica.

El Aparato Psíquico podría asemejarse a un iceberg, que dividiríamos en tres bloques:

– Ello: Inconsciente. Instancia pulsional. Se rige completamente por el Principio del placer. Sería la parte del Iceberg sumergida bajo el agua, la que no está a la vista.

– Superyo: Esencialmente Inconsciente, con parte Consciente. En gran parta bajo el agua, pero también se deja asomar a la superficie.

– Yo: Esencialmente Consciente. Se rige por el Principio de Realidad. Esta sería la parte visible del iceberg.

Aparato Psíquico

La teoría del Aparato Psíquico sirve de nexo para la explicación de la escisión del ser humano como un elemento natural en la constitución de la personalidad del individuo. Esto es, el ser humano está dividido por naturaleza, en determinadas ocasiones de manera vertical, como muestra la teoría freudiana del Aparato Psíquico (consciente/inconsciente), pero la escisión también puede ser horizontal y dividir al individuo (disociación) en varias personalidades que no se conocen, como ocurre en el caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde.

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El duelo con uno mismo y con la víctima

En la película “Bajo la arena”, de François Ozon, el personaje interpretado por Charlotte Rampling, pierde a su marido en la playa mientras se bañan. Ella no acepta la desaparición, y cuando llega el momento de reconocer el cuerpo, rechaza identificarlo. Durante mucho tiempo seguirá hablando con él y poco a poco se desconectará del mundo. Hablamos de un duelo de características patológicas.

El duelo es precisamente el estado que reprime al perverso impidiéndole librarse de su tendencia sádica. Las fases del proceso de duelo son cuatro: La negación, la rabia, la depresión y la aceptación.  El perverso narcisista fluctuaría entre la negación y la rabia. A la negación le correspondería la desvalorización de la víctima, la negación de su importancia, de esta manera permitiría minimizar su pérdida potencial; mientras que a la fase de rabia se le atribuyen las agresiones, la culpabilización del otro.

CARACTERÍSTICAS DEL PERVERSO NARCISISTA:

Características de un perverso narcisista:

Estas son algunas de las características que podemos encontrar en una persona con tendencias perversas:

  • Utilizan el vínculo familiar, profesional o amoroso para someter al otro. Necesitan esta proximidad para ejercer su influencia y no permite que la víctima se aleje de él.
  • Apariencia amable, simpático, seductor, servicial.
  • Carente de empatía. Manipulador, egocéntrico, mentiroso.
  • Exige en el otro la perfección y la verdad.
  • Hábil con las palabras, utiliza el doble sentido para manipular y asumir el papel de víctima. El uso de la comunicación paradójica (objeto de placer y omnipotencia para el interlocutor.  Erotización de las defensas perversas), tiene el objetivo de desorientar y enzarzar a la víctima en un laberinto de informaciones contradictorias que le impidan tomar distancia, pensar y reaccionar.
  • No soporta ser el blanco de las críticas, pero critica sin cesar.
  • Se alimenta de la imagen de la víctima: cuanto más la menosprecia, más fuerte se siente.
  • El perverso carga sus defectos en el otro y evita así el sufrimiento.
  • El perverso somete a su víctima ejerciendo una proximidad jerárquica y atrapándola en un vínculo difícil de romper, aislándola de terceros que podrían inmiscuirse en esta relación tóxica.

Soluciones prácticas ante un perverso narcisista:

  • No justificarse excesivamente ante una acusación. El perverso narcisista espera nuestra justificación para poder desmontarla y construir así su imagen narcisista.
  • Pedir ayuda retomando el contacto con amistades que habían sido apartadas como consecuencia de la relación.
  • Tomar distancia. Mantener la decisión rígida y estable de alejarse del perverso y acercarse a personas cordiales y neutras.
  • Atreverse a odiar, sin temor a sentirlo como negativo. No tener buenos sentimientos hacia alguien que nos ha dañado no implica ser un perverso.
  • Ceder poder a un tercero. Darle poder a terceras personas que representen la ley revelando nuevos mecanismos de control.
  • Reconocer y aceptar nuestros defectos, pero también nuestras cualidades.
  • Aprender a renunciar el comprender lo que el perverso nos dice o nos ha dicho.

El acoso moral todavía es un tema tabú. Nos encontramos ante un tipo de «asesinato psíquico». El narcisista devora todo lo bueno de los demás, como los vampiros, por lo que debería darse mucha mayor importancia y visibilidad a este tipo de perversión. Tenemos que tener en cuenta la nocividad y la peligrosidad de los agresores para que las futuras víctimas puedan defenderse mejor.

Los perversos existen como existen los asesinos en serie. En su delirio, estas personas creen que no están a la altura, entonces enmascaran su inseguridad y ejercen la perversión. No solo agreden a sus víctimas directas sino también a su círculo de relaciones indirectas, debilitando sus creencias y puntos de referencia, haciendo creer que es posible un mundo de pensamiento más libre a costa de los demás.

Dice la psiquiatra Marie-France Hirigoyen en declaraciones: «Me resultó muy curioso comprobar la cantidad de pacientes que se sentían destruidos por alguien. Insomnio, migrañas y dolores de estómago son los primeros síntomas de las víctimas del acoso moral. Algunos comienzan a beber y a abusar de tranquilizantes. Luego llegan las depresiones profundas.» La toma de conciencia colectiva es necesaria para que la gente reaccione.

“Resulta sorprendente que muchas empresas no lleguen a comprender algo tan elemental y sigan manteniendo en puestos clave a esta gente completamente destructora”

Normalmente es difícil ver un perverso en terapia. Son las víctimas las que piden ayuda en un contexto de seguridad como la consulta de un psicólogo. Socialmente nos encontramos ante una nueva epidemia ante la que es urgente dar visibilidad y frenar este tipo de maltrato, de vampirismo social que pervierte la tolerancia, el respeto y el bienestar de las personas.

Referencias bibliográficas:

  • “El acoso moral: el maltrato psicológico en la vida cotidiana” Marie-France Hirigoyen
  • «Más allá del bien y del mal» Virginia Barber
  • «Sin conciencia» Robert D. Hare
  • «Madres Narcisistas» Caroline Foster
  • «Serpientes de traje y corbata» Paul Babiak & Robert Hare
  • «Cómo desenmascarar al narcisista» Wendy T. Behary
  • «Empatía cero. Nueva teoría de la crueldad» Simon Baron-Cohen.
  • «La sabiduría de los psicópatas» Kevin Dutton
  • «Familia Zero» Iñaki Piñuel
  • «El sociópata de la puerta de al lado» Martha Stout
  • «Psicópatas integrados» Jose Manuel Pozueco
  • “El genio de los orígenes” Paul-Claude Racamier
  • “El esfuerzo por volver loco al otro” Harold Searles
  • “Juego y realidad” D. Winnicott

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